domingo, 15 de julio de 2012

MINA DE TEJEDA, LA (TEJEDA)

Topónimo con el que se conoce el túnel que fue horado en el siglo XVI, bajo la degollada de Los Molinos, Divisoria entre Tejeda y San Mateo para trasvasar el agua de los nacientes del Ancón en La Culata al barranco de la Mina para abastecer de agua a la Ciudad.

Entrada de La Mina (Patrinet)
Por la carretera de la Cruz de Tejeda-Cruce de Los Pechos (GC-150), a unos dos kilómetros en la  primera degollada, la pista de la derecha lleva a la  boca-entrante de La Mina, y la pista de la izquierda lleva a los Molinos de la Cumbre donde está la boca saliente.

La obra de atravesar el risco de 330 metros, se presupuestó por 18.099 reales de vellón. Según la ficha de Fedac, originariamente medía 60 centímetos de ancho por unos 30 de altura, y en los años setenta del pasado siglo XX se amplió a casi dos metros de alto, permitiendo el paso a una persona, con un escalón que permite el paso sin caerse en el agua.

La ampliación fue realizada por tres hombres envueltos en abrigos y mantas para paliar el frío y la humedad. Aún conserva el salto de roca del encuentro de los dos túneles de principio y salida de cuando se terminó la obra en el siglo XVI.

Degollada de Los Molinos y las pistas de acceso a las bocas (Google earth)

Canaliza las aguas del naciente del Ancón de la Mina, siendo conducidas por acequias (unos 1.400 metros de galerías) hasta el túnel trasvasando las aguas a la cuenca del barranco de La Mina, el de Guiniguada cuando desagua aguas abajo. Tiene capacidad entre 45 y 50 litros, si bien las mediciones realizadas en los últimos años son entre 9 y 11 litros de agua por segundo. A la salida del túnel las o mina las aguas mueven la maquinaria de los Molinos de la Cumbre.

Los primeros datos sobre concesiones de la Corona se tienen en la merced que realiza en 1501 en favor de los Propios del Concejo de Gran Canaria. Los Reyes Católicos, a solicitud de las autoridades insulares y con un informe favorable del licenciado Diego Fernández de Valera, le concedieron el agua de La Mina de Tejeda al Cabildo o Concejo de la Isla.

Era un rico remanente que por estar ubicado en la crestería de la cuenca de Tejeda, concretamente cerca del pago de La Culata, y presumiblemente debido al desconocimiento de la zona, las autoridades regias pensaron que no afectaría a los asentamientos rurales de Tejeda y La Aldea.


« 1501 Julio 26. Granada. Merced al concejo de Gran Canaria del agua de la Sierra de Tejeda, para propios, ya que dicha isla carece de ellos y la medida no perjudica ni a las rentas reales ni a los vecinos y moradores, de la misma, según el informe del licenciado Diego Fernández de Valera, pudiendo repartir entre los vecinos los 250.000 maravedís que cuesta su traída para riegos o conceder la mitad de dicha agua a los que se comprometan a hacer la obra. El Rey y la Reina » (AZNAR VALLEJO, E.: Documentos canarios Registro General del Sello (1476-1517), Sta. Cruz de Tenerife, 1981).


Cuenca de Tejeda versus de La Aldea (fotosaereasdecanarias-com)
Pero normalmente las grandes decisiones no favorecen a todos, y lo que se consideró un bien para la Ciudad, comportó una desgracia para otros. Desde los primeros años de la Conquista la economía de La Aldea había estado vinculadaa la cuenca hidrográfica del barranco de Tejeda. Este es el motivo que lleva a los vecinos de La Aldea a reivindicar el 24 de marzo de 1514 que dichas aguas no se trasvasen a la Ciudad y que, en caso de venta, se debía ejercer derecho de compras al mejor postor.

Es así como se inicia a lo largo del siglo XVI una sucesión de pleitos y conflictos. Primero, los aldeanoscon el Concejo de la Isla y luego, entre los vecinos de Tejeda y Artenara con los de la Aldea. Esta pugna por el agua se ha agudizado a lo largo de estos siglos, sobre todo en los periodos de las crisis cíclicas de sequía, y prácticamente se ha mantenido hasta la actualidad.

Pilar Nuevo en 1890 (Ojeda Pérez L - Fedac)
Cuando en 1501 el Concejo grancanario, entonces único ayuntamiento, obtuvo el agua de la Sierra de Tejeda para Propios, consiguió también licencia para repartir entre los vecinos los 250.000 maravedís que costaba su traída, o para ceder la mitad del agua a quienes realizasen la obra.

La solución adoptada fue esta última, siendo los beneficiarios de las sesenta horas Tomás Rodríguez de Palenzuela y Vasco López, de cuyos sucesores las adquirió Juan de Aríñez para destinarlas a regar las
tierras del Dragonal.

Las otras sesenta horas correspondían al Cabildo, quien concedió diez a Fernando Rodríguez Gallego por el anuncio de que el agua había atravesado la Sierra. Estas diez horas de aguas fueron conocidas posteriormente como «las horas de Vivas», por haberlas comprado el prior Lorenzo de Vivas.

Los Manantiales (Patrinet)
El resto fue arrendado entre los agricultores en 50 doblas, hasta que en 1527 fueron dadas a censo perpetuo al licenciado Venegas en idéntica cantidad, con la condición de mantener el abastecimiento de los cuatro caños del pilar de la plaza y del monasterio de Santo Domingo, ambos en la Ciudad. Hace referencia a la Plaza del Pilar Nuevo situada en la trasera de la Catedral.

Entrando al pago de La Culata donde están los afloramientos de aguas que se conducen a través de la histórica Mina, al pie del macizo del Roque Nublo, existe un lugar y caserío llamado Los Manantiales, que sigue haciendo honor a la historia del agua de La Culata, topónimo que también tiene su origen en los nacientes naturales de agua.


Localización (Espacios Naturales de Gran Canaria)

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