miércoles, 13 de marzo de 2013

CENICEROS, LOS (TEJEDA)

Topónimo con el que se conoce un pequeño lugar rural en la cabecera de poniente de la Presa de la Cueva de las Niñas, cerca del barranquillo de Chimiraga, del lomo de Los Escobones y del Alto de los Ceniceros, junto al que se encuentra también el topónimo Corral de Las Cenizas.
Vista (Google earth)

Aunque no se tienen noticias del origen del topónimo que inicialmente pudiera asociarse a los suelos de cenizas volcánicas, el término "cenicero" se daba en la antigüedad al oficio vinculado al último refinado que se realizaba en los ingenios azucareros para obtener el "azúcar blanco", cuyo aprovechamiento pudiera tener relación con este topónimo:

«La ceniza fue también empleada en los ingenios azucareros. Se usaba para blanquear el azúcar, por lo que su función era esencial. Así, en 1597 el ingenio de Telde de Gaspar de Ayala contrata con Marcial Hernández Moreno, cenicero, toda la ceniza necesaria para la zafra del año siguiente (nota al pie: Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, escribano Rodrigo Cubas, legajo 2593, año 1597). Lo mismo ocurría en el ingenio de la villa de Agüimes, en el que Lucas Zamora debía 1.404 maravedís que había recibido en dinero y en diversas partidas de lo que montó la ceniza. En una de las obligaciones para este último ingenio el trabajador Diego Díaz, vecino de la villa, se obligó a hacer toda la que fuese necesaria para la zafra de la tabaiba dulce, desde el barranco de Balos hasta el de Guayadeque» (LOBO CABRERA, M. Y OTROS: Los usos de la madera: recursos forestales en Gran Canaria en el siglo XVI, Las Palmas de GC, 2007).


La misma fuente amplía en el apéndice documental la información del contrato realizado el 27 de septiembre de 1597: «Marcial Hernández Moreno, cenicero, vecino de Canaria, se obliga a servir con su persona, moros y demás gente necesaria, a Gaspar de Ayala, regidor, en hacer toda la ceniza necesaria para la zafra del 98, así en este ingenio de Telde como en el de Arucas, buena ceniza, limpia, a contento de los maestres de azúcar de los ingenios, a precio de 13 reales por tarea. A cuenta recibe 100 reales».
Ortofoto (Google earth)

Los llamados "ceniceros" eran pequeños especialistas o encargados que disponían de esclavas para la producción de las cenizas, como lo acreditaba la ordenanza de 1531 que establecía su dependencia con muy duras sanciones: «Otrosy que las esclavas que fueren a hazer ceniza en el campo que no puedan estar en el campo más de dos días sy no estobieren a soldada con algund señor de engeno o con otra persona so pena de docientos maravedís e sy no los quisieren pagar que le den cient açotes e por la segunda vez aya de pena quatrocientos maravedís e sy no los quisieren pagar que le den cient açotes» (MORALES PADRÓN, F.: Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria -1531, Sevilla, 1974).


Otras fuentes nos aportan más información sobre las esclavas ceniceras y el refinado del azúcar blanco: «Si bien es verdad que cuando se habla de esclavos en pocas ocasiones se diferencian por sexos, suponemos que la mayor parte del personal del ingenio eran varones y las únicas referencias a mujeres de las que tenemos constancia, directamente relacionadas con el proceso de obtención de azúcar, eran las ceniceras cuyo trabajo era hacer ceniza en el campo para darle mayor blancura al azúcar, pues el resto de las esclavas se ocupaban de las tareas domésticas o compartían su quehacer, pero no aparecen individualizadas en los ingenios, todo lo más formarían parte del personal subalterno. (...)En todo el proceso de refinado en el que se eliminaba la suciedad existente y se blanqueaba con cal, lejía y ceniza, hay que señalar que éste no sólo afectaba al azúcar sino también a las mieles y remieles ...» (VIÑA BRITO, A.: "La organización social del trabajo en los ingenios azucareros canarios - siglos XV-XVI", En la España Medieval, nº 29, 2006).



Si bien existieron muchos lugares que se conocieron en el pasado de esta forma, son escasos los topónimos iguales o similares relacionados con esta actividad: en San Bartolomé de Tirajana, el Lomo de las Cenizas, al naciente de El Salobre, la Cuesta de las Cenizas, compartida por San Bartolomé y Santa Lucía de Tirajana al estar sobre la divisoria de ambos municipios; existe también un pequeño lugar en Ingenio, conocido como La Ceniza junto al barranco de Guayadeque, pero este topónimo al igual que la Cueva de Las Cenizas en Gáldar, junto a la Presa de los Pérez, parecen guardar más relación con el entorno de distintos yacimientos arqueológicos entre los que se encuentran.
Localización (IDE Gran Canaria)

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